LLBN Latino Noticias

Wednesday, July 29, 2020

LLBN Latino: Inspiración para Hoy 2020 - 047

Hay un camino

        Escribió Antonio Machado: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”.
        En opinión del poeta, no hay un camino predeterminado para el viajero de la vida, ya que cada uno de nosotros traza su propio itinerario. Y esto es cierto, porque Dios nos creó con la capacidad de elegir y respeta nuestras decisiones.
        Sin embargo, Dios nos ofrece su ayuda para guiar y corregir nuestra vida porque no siempre tenemos la capacidad de elegir sabiamente.
        Las Escrituras aseguran que no es fácil para el ser humano elegir el camino de la vida hacia la felicidad. Declaró el sabio Salomón: “Pero el camino de los malvados es como la más densa oscuridad; ¡ni siquiera saben con qué tropiezan!” (Proverbios 4:19). Y en otro pasaje del mismo libro, añadió: “Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte” (Proverbios 14:12).
        Son evidentes las dificultades y confusiones que enfrenta el viandante solitario, como lo entendió el profeta cuando escribió: “Reconozco, oh Señor, que el hombre no es señor de su camino…” (Jeremías 10:23). De ahí la exhortación de Jesús: “Entren por la puerta estrecha” (Mateo 7:13).
        La Biblia nos dice también que el Señor desea conducirnos por sus caminos, los cuales son, sin duda, mejores que los nuestros. Salomón los recomienda: “Sus caminos son placenteros y en sus senderos hay paz” (Proverbios 3:17). E Isaías marca el desafío y el contraste: “Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!” (Isaías 55:9).
        Hoy tú y yo enfrentaremos encrucijadas que requerirán decisiones de nuestra parte: en el seno de la familia, en los estudios, el trabajo, las relaciones interpersonales… Saber que Dios tiene un camino de excelencia y está dispuesto a guiarnos es para el creyente un motivo de seguirdad, satisfacción y esperanza.

Daniel Oscar Plenc ©

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Friday, June 19, 2020

LLBN Latino: Inspiración para Hoy 2020 - 046

El viejo sofá

         Mi amiga, Amarilis, me cuenta que su hermana era diestra en todo lo que tenía que ver con la tapicería. Cuando Amarilis fue a visitarla, la hermana acababa de conseguir un sofá viejo: “Ya verás que pondré este sofá como nuevecito”, le dijo.
         Así fue que, cuando después de unos días Amarilis volvió a visitarla, quedó deslumbrada por lo que parecía ser un sofá del todo nuevo. ¡Hasta olía a nuevo!
Pero en la Cuba de aquellos tiempos, tener posesiones nuevas podía despertar la envidia de los vecinos quienes, a su vez, podrían reportarlas a las autoridades.
         De pronto, alguien tocó a la puerta y cuando abrieron encontraron a un oficial del gobierno que, según les dijo, “pasaba por ahí y me dio por tocar a esta puerta”.
El oficial se paseaba examinando la sala y cada vez que pasaba frente al sofá, se detenía, diciendo: “¡Qué bello sofá! Se ve tan nuevo…” La hermana y Amarilis se intercambiaban miradas furtivas, temiendo que en cualquier momento el oficial mandara a quitarles el sofá “nuevo” y llevárselo.
         En eso, el sobrinito de Amarilis, un niño de siete años, se le acercó al oficial y le dijo: “Señor, el sofá se ve nuevo, pero por debajo ¡todavía está el sofá viejo!” Al escuchar esa explicación, se marchó el oficial.
         El niño con toda su inocencia logró describir lo que a menudo nos aqueja a los adultos: perdonamos, pero quedan “por debajo” los resentimientos. Un perdón tapizado, por decirlo así.
La Biblia nos dice que cuando Dios perdona nuestros pecados, se olvida de ellos (Miqueas 7:18). No perdona a medias, sino por completo, incluso olvidando que una vez hubo por debajo de ese regalo de su gracia un sofá viejo.
“Así también hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de vuestro corazón cada uno a su hermano”. - Mateo 18:35

Lourdes E. Morales-Gudmundsson ©

Wednesday, May 27, 2020

LLBN Latino: Inspiración para Hoy 2020 - 045

Custodios del jardín

«Dios puso al hombre en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara». – Génesis 2:15
   Un paseo por una playa tropical, una fragante rosaleda o un bosque natural nos permiten imaginar la belleza del jardín original en el que Dios colocó a Adán y a Eva. Además, los acompañaban miles de aves sonoras, animales mansos y peces multicolores.
   Cuán diferente es el mundo que nos rodea hoy. El ritmo acelerado de la extinción de las especies, la creciente contaminación del aire que respiramos y el agua que bebemos, y los efectos dañinos de los productos químicos sobre los suelos nos muestran cuán lejos estamos de aquel paraíso.
   Nuestro entorno natural es un regalo que Dios ha puesto bajo nuestro cuidado y responsabilidad.
   Sin endiosar la naturaleza, ¿cómo podemos retardar los daños y proteger nuestro ecosistema para beneficio de las próximas generaciones?
   Llevemos a los niños a tomar contacto con la naturaleza para identificar sus integrantes y lo que necesitan para vivir.
   Cultivemos en casa una huerta sencilla o plantemos hortalizas en macetas para luego consumir sus productos.
   Reciclemos los desechos de la cocina para convertirlos en abono orgánico.
   Incluyamos cada vez más vegetales en nuestro menú, enfatizando las legumbres y los frutos secos.
   Si hay disponibles, instalemos paneles solares en nuestra vivienda para consumir menos energía producida por el carbón y los combustibles derivados del petróleo.
   Reutilicemos los artículos antes de descartarlos, especialmente los plásticos que causan tanto daño.
   «Interroga a los animales, y ellos te darán una lección; pregunta a las aves del cielo, y ellas te lo contarán. Habla con la tierra, y ella te enseñará; con los peces del mar, y te lo harán saber. ¿Quién de ellos no sabe que la mano del Señor ha hecho todo esto? » – Job 12:7-9

Humberto M. Rasi ©

Friday, May 15, 2020

LLBN Latino: Inspiración para Hoy 2020 - 044

Cenizas y semillas

Alfredo de Musset, en Confesiones de un hijo del siglo, afirma que estamos instalados entre “dos mundos”, ya que existe “a las espaldas un pasado destruido para siempre, pero agitándose todavía sobre sus despojos”, y “frente a los ojos, la aurora de un larguísimo horizonte, los primeros celajes del porvenir”. Entonces, de Musset agrega: “Uno no sabe, al caminar, si va pisando semillas o cenizas”.
   Propone que el pasado es una acumulación de cenizas y semillas. Las primeras son las ruinas o residuos que permanecen después de la destrucción, los vestigios destinados a desaparecer. En cambio, las semillas son los gérmenes de los cuales brotarán los frutos del futuro, la aurora del porvenir.
   El escritor francés dice que no sabemos si caminamos pisando semillas o cenizas. ¿Es posible distinguir las cenizas de las semillas? ¿Podrían transformarse las cenizas en semillas? Creemos que sí, mientras tengamos la habilidad de aprender del pasado, haciendo de la historia un campo de cultivo de enseñanzas.
   El apóstol Pablo asegura que quienes aman a Dios todo les va a ayudar a bien. ¿Cómo puede ayudar a bien una enfermedad incapacitante o una grave pérdida económica? Una desgracia o una calamidad parecen no ayudar en nada; pensamos que lo mejor sería convertirlas en cenizas para no padecerlas más.
   La enseñanza divina trasmitida por el apóstol es que aun las desdichas y adversidades contienen algún tipo de enseñanza; pueden convertirse en semillas de una nueva vida. Todos los días es posible extraer enseñanzas de la experiencia.
   Sería bueno terminar el día preguntándonos: “¿Qué aprendí hoy?”, y escribir las enseñanzas en algún cuaderno de notas. No cuesta mucho y podrá ayudarnos a descubrir las semillas para transformar el porvenir.
   “Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”. - Romanos 8:28

Mario Pereyra ©